
Hoy la alarma sonó, la apagaste de mala gana y cerraste los ojos mientras pensabas “¿por qué?” un segundo después la rutina corrió por tus venas disfrazada de sangre y subió a tu cerebro para recordarte las obligaciones, “levántate” gritaba en tu cabeza y como un reflejo involuntario le hiciste caso.
Saltaste de la cama y con pasos lentos y aprendidos, caminaste hacia el baño frotándote los ojos, te paraste frente al espejo y viste tu reflejo, ese reflejo que ha cambiado a lo largo de los años con una rapidez impresionante e imperceptible.
20 años no son nada. Los grandes escritores e investigadores aceptan que a los 40 apenas se nace en el mundo intelectual y los demás suelen decir que con experiencia y juventud (algo imposible de tener), se podría cambiar al mundo.
Por otro lado, 20 años son muchos, bastan para aprender la palabra INDEPENDENCIA, encontrar los sueños por debajo de las piedras y planear inocentemente un futuro incierto.
Los 20 no son una meta, son un paso más en el camino y son una etapa mágica, son como la obra maestra de García Márquez, la entrada en un mundo que parece real y en el que todo es fantasía. El espíritu se fortalece, bebe como los camellos para sobrevivir una vida entera de aquellas ilusiones y sueños que algunas veces terminan por volverse realidad.
Te arreglarás, sonreirás y enfrentarás a todas estas personas que te queremos. Recibirás abrazos, algunos sinceros, otros no. Comenzarás a recordar por un artificio mental y cantarás… pensarás en las alegrías y desecharás las tristezas. Pensarás en todas esas personas que no te piensan y entonces recordarás a todas aquellas que jamás te olvidarán.
La vida se construye día a día, incluso aquellos días que hoy no recuerdas contribuyeron a que hoy seas quien eres. Los días, los minutos, los segundos son importantes cada uno…decisivos. El universo, el destino o tal vez la vida misma te procura las sorpresas, algunas gratas y otras no, pero todas ellas ilustrativas.
Así que al final del día, la vida no es otra cosa más que una sucesión de decisiones conscientes e inconscientes que permites que se realicen.
Y hoy me parece un gran día, perfecto diría yo, para celebrar que estés aquí y que me hayas permitido recorrer hasta hoy el camino que va debajo de tus pies.
Gracias por todas las palabras, todas las sonrisas, las travesuras y la compañía.
Y citando a Mercedes Sosa y Violeta Parra: Gracias a la vida por haberme permitido conocerte y llegar hasta este punto junto a ti.
Sigue construyendo ese castillo, sube por la montaña más alta y no te detengas, que si sientes miedo sólo tendrás que apretar con más fuerza mi mano, esa que jamás te soltará y que se aferrará por siempre a ti para no dejarte ir.
De más queda decir lo obvio, así que te diré esto:
No puedo prometerte una estrella, pero puedo prometerte una constelación de experiencias, significados y emociones que se extenderá por lo alto de ti y de mí.
Urben, caminemos juntos ante ese horizonte que se mira real pero incierto, busquemos las salidas y vivamos las aventuras como una experiencia exquisita... Te quiero mucho! :D

